El
mundo del deporte es sin duda alguna apasionante,y un generador de emociones,
tanto para los que lo practican, como para los fanáticos y los espectadores
ocasionales.
Suele suceder que visto tras una pantalla, desde un cómodo
sofá en casa, con una temperatura agradable y en la mejor compañía,el
desarrollo del juego se convierte en un espectáculo extraordinario. En
prácticamente todas las ocasiones, los
observadores suelen adoptar posturas críticas, y asumen el rol de jugadores por
excelencia o entrenadores de primer nivel. Cuántas veces hemos escuchado a los
televidentes gritarle al delantero como tenía que definir la jugada, o reclamar
al defensa un balón perdido.
Todo esto se hace obviando el antes y el después del evento
deportivo, todas aquellas situaciones y emociones que se viven tras bastidores.
Muchos son los factores que entran en relación, entre otros nos ocuparemos hoy
de un aspecto que es fundamental tomar en cuenta: Prácticamente todo equipo de fútbol profesional tiene jugadores extranjeros. Existen excepciones, pero estas
son una minoría. Es tanto así que se ha tenido que limitar el cupo de
extranjeros en las ligas para dar espacio a jugadores del país local.
Solo aquellos que lo experimentan saben lo que significa
vivir lejos del país natal, del lugar donde se creció y alejado de familia, amigos,
cultura, comida y estilos de vida, y en
algunos casos un idioma diferente, que ni siquiera se conoce.
Vivir la experiencia de cambiar de
equipo, ciudad o país, aun cuando se
ocurra para hacer lo que más deseas, para alcanzar una muy deseada meta, tiene
un costo y amerita un sacrificio. Pongámonos
en el lugar de un jugador, que sale de casa, en muchos casos sin la
mayoría de edad, para asumir el reto de
llegar a destacar, de ser seleccionado y jugar en los equipos que desde niño
admiró. Lleva todo el entusiasmo, todas las ganas, pero se tiene que enfrentar
a un nuevo idioma, diferentes costumbres, incluso el clima puede llegar a formar
parte de los factores que determinan su proceso de adaptación.
En oportunidades todo esto es obviado y se espera de él lo
mismo que del jugador nativo e incluso más.
Este aspecto de la adaptación de los futbolistas es,sin
lugar a dudas, una variable que debe ser tomada en cuenta por las
organizaciones y los entrenadores para
controlar, en la medida de lo posible,
que pueda alterar el desempeño mental y físico del futbolista.
Recordemos que en las variables mentales el efecto dominó ocurre con
frecuencia. Cuando una se afecta, recae sobre el resto y afecta una a una, a
todas las demás.
A un jugador que por no comprender el idioma se le dificulta
compartir con sus compañeros y estos pueden no hacer ningún esfuerzo por
integrarlo. En el momento de salir al terreno y poner en práctica sus
habilidades, puede verse afectado por no
sentirse integrado y su desempeño no ser el mejor. En ese momento, dependiendo
de la fortaleza del jugador, se puede perjudicar la auto-confianza, lo
provocaría que a su vez se perjudicara la motivación del jugador.
Por casos como estos, que son más comunes de lo que parece,
es fundamental, para organizaciones que integran en sus incorporaciones
jugadores extranjeros, que se diseñen programas de adaptación e integración.
Este proceso de adaptación es recomendable que esté
planificado sin dejar elementos a la improvisación. Lamentablemente para muchas
organizaciones, el jugador no es visto como un ser complejo que se ve afectado
por un conjunto de elementos, sino solo es tomado en cuenta por sus habilidades técnicas, dejando a un lado
cosas importantes.
No es el caso nombrar a ningún
futbolista en particular, pero se pueden encontrar innumerables ejemplos en los que al cambiar de país, y por ende de
equipo, el rendimiento entre año y año es completamente diferente. Estamos
claros que existen una serie de factores que intervienen en casos como este,
sin embargo uno de los elementos más
importantes,durante el primer año,es el proceso de adaptación.
No podemos olvidar que el jugador es
mucho más que una gambeta o un pase bien ejecutado. El proceso de adaptación de
un futbolista a un equipo, ciudad o país nuevo debe ser valorado entre las
prioridades.
1 comentario:
Muy bueno tu artículo, Fernando. Especialmente por su trascendencia.
Dicen que las carreras de automóviles sirven para que un motor consuma, en 60 vueltas, una vida útil que en escenarios normales suele demorar varios años en agotarse. La labor de un deportista en otro país refleja una acelerada rutina que, en ocasiones, cuando faltan psicólogos deportivos de calibre, lo puede “quemar” impidiendo la revelación de su verdadero talento.
Creo que existe una cercana relación entre el mundo del deportista que viaja a otras tierras, y el del exilio. Sólo que el del deporte suele tener resonancia internacional, y el del exilio generalmente se reduce al círculo de las personas que lo padecen. Tu artículo, Fernando, tan certero y perceptivo, trasciende la esfera del deporte.
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