Cada vez más, desde muy temprana edad los niños están asistiendo a distintas actividades deportivas organizadas, en su mayoría, como actividades extraescolares. Para muchos padres, esta dinámica representa simplemente la forma de mantener ocupados a sus hijos; para otros representa la posibilidad de que los niños desarrollen habilidades motoras, psicológicas y sociales y para otros puede llegar a representar el futuro de la familia, como sucede en muchos países de menor desarrollo económico, en donde se apuesta por el futuro de los hijos como deportistas profesionales.
Es necesario hacer diferencias considerables dependiendo del tipo de deporte que se elija, las edades a las que se comienza a practicar, la cultura y el entorno socio-económico. Por otra parte, encontraremos variables comunes en las que debemos enfocarnos y que iremos desarrollando en el presente artículo. Desde mi punto de vista estas juegan un papel clave dentro del mundo de los niños, y de los futuros adultos.
Luego de pasar años estudiando la psicología
del deporte, el desempeño de los deportistas en las diferentes culturas y los
resultados que han obtenido en diferentes países a lo largo de los últimos 20
años, he llegado a comprender que la
importancia del deporte va más allá de los resultados inmediatos. Sólo aquellos
con la paciencia suficiente para transitar el largo camino obtendrán los
resultados ¨soñados¨ en el futuro; los que se conforman con un campeón sin
formación, no alcanzarán el desarrollo de un ser humano integral.
El trabajo con niños requiere una planificación específica en la que se preste total atención a diferentes factores que favorecen las dimensiones humanas, psico-física, lúdica, competitiva y socio-cultural, tal como lo explica el Dr. Paredes y R. Carrillo.
Para poder abordarlas y desarrollarlas de la
forma adecuada y con planificación es necesario contar con personas preparadas
y darles el valor que merecen. En muchos de los casos, las personas que se
dedican a trabajar con un deporte base no cuenta con esta formación y por lo
tanto no prestan la atención necesaria a estos grandes detalles. Es importante
recordar que formamos seres humanos no máquinas de hacer dinero.
Un equipo interdisciplinario debe estar
conformado por:
-Entrenadores
preparados para trabajar con niños.
-Psicólogos
deportivos.
-Directivos.
-Padres.
Aprendizaje Lúdico
El
aprendizaje mediante el juego data de tiempos remotos, es parte del ser humano
aprender jugando, incluso los animales aprenden a cazar, luchar y a defenderse jugando.
-El afán de
superación.
-El
entrenamiento que conduce al aumento de las habilidades y capacidades.
-La puesta en
práctica de estrategias que conducen al éxito y ayudan a superar dificultades.
La psicología cognitiva demuestra el valor que tiene el juego dentro de los procesos de aprendizaje. Esto no significa que el aprendizaje lúdico se limite al juego, representa mucho más que eso, conjuga aspectos dinámicos, de motivación y en los cuales las emociones juegan un papel importante, particularmente en el momento de captar la información.
Según Lourdes del Carmen Martínez González, la lúdica se reconoce
como una dimensión del humano y es un factor decisivo para su desarrollo: a
mayores posibilidades de expresión lúdica, corresponde mejores posibilidades de
aprendizaje.
En resumidas cuentas, el aprendizaje en niños jugando y disfrutándolo se aprovecha muchísimo más. Pero entonces, nos preguntamos, ¿puedo o no exigir a los niños mientras aprenden algún deporte de manera lúdica? Sin ninguna duda, todo dependerá inicialmente de las edades, el nivel de exigencia y en función de qué queremos exigir. Es necesario que nos preguntemos ¿cuánta presión estamos imprimiendo a los chicos?
Desde temprana edad vamos incorporando normas de respeto, valores y
aspectos técnicos dentro de procesos lúdicos. Para algunas personas esto puede
representar exigencia.
Al mencionar la variable exigencia, los padres ocupan un lugar clave dentro del futuro del niño deportista. He trabajado con casos en los que atletas abandonaron juegos preolímpicos por presión del padre, en función de los resultados obtenidos o a las expectativas en trabajo a realizar. Los padres pueden imprimir tanta presión en los chicos, que los llevan a renunciar a su sueño. En esos casos me pregunto: ¿el sueño de ser campeón, era del niño o del padre?